En La Pasadilla, la tradición y la pasión por la cocina canaria se han transmitido de generación en generación. En esta entrevista, conversamos con Carmelo, el chef y dueño del restaurante, quien nos comparte sus experiencias y secretos culinarios. Desde su amor por la cocina, inspirado en su entorno rural, hasta los platos que definen su menú, Carmelo nos lleva a través de su viaje en el mundo gastronómico, destacando lo que hace a La Pasadilla un lugar especial.
Carmelo, ¿hubo un momento exacto en el que decidiste dedicarte a la cocina?
Carmelo: No hubo un momento exacto que yo recuerde, pero sí que hubo una transición en el negocio familiar donde decidí tomar las riendas. Fue en ese momento cuando realmente descubrí que lo que más me gusta es la cocina. Aunque trabajaba en comedor y sala, siempre me inclinaba hacia la cocina. Ahí fue cuando sentí que podía expresar mi pasión por la cocina, manteniendo la tradición que siempre hemos tenido.
Cuéntanos un poco sobre los comienzos de La Pasadilla.
Carmelo: Mis padres comenzaron con muy poco, tenían cabras, un cochino, y plantaban lo que podían. Esa tradición de cultivar y plantar es algo que seguimos manteniendo hoy en día. Empezaron haciendo las papas arrugadas, ordeñando las cabras, y con esas pequeñas cosas comenzó la tradición del restaurante. Mis hermanos y yo fuimos involucrándonos poco a poco, y ahora todos aportamos nuestro granito de arena.
¿De dónde sacas la inspiración para tus platos?
Carmelo: A lo mejor suena raro, pero una de mis aficiones es cortar leña. Cuando estoy en ese proceso, liberando energía, es cuando más tranquilo me siento y me vienen las ideas. Como siempre estoy rodeado de campo, miro mucho las plantas, los alrededores, y me pregunto: «¿Qué puedo hacer con esto?» Es ahí donde surgen muchas de mis ideas para el restaurante.
¿Cuál es tu plato preferido?
Carmelo: Tengo varios, pero si tengo que elegir, diría que el cabrito frito con ajo y especias es uno de mis favoritos. Es un plato tradicional y la carne de cabrito es una auténtica delicia. También me encantan las sopas espesas, que son un referente aquí en el restaurante.
¿Algún consejo para los que se dedican a la cocina?
Carmelo: Mi consejo es tener siempre cariño y respeto por el producto. Cocinar a la brasa, por ejemplo, requiere paciencia y técnica. No es solo encender el carbón y poner la carne a los 15 minutos. Hay que esperar a que el carbón se convierta en brasa para que la carne no absorba ese sabor a gas que desprende el carbón mal preparado.
¿Cómo manejan las temporadas altas y las festividades en La Pasadilla?
Carmelo: La temporada alta para nosotros es en invierno, cuando la gente busca nuestra comida reconfortante. Sin embargo, hemos logrado mantener una clientela constante durante todo el año, gracias a que el restaurante está climatizado, lo que permite disfrutar de una comida cómoda sin importar el clima. Las festividades como San Valentín, Navidad y el Día de Canarias son especialmente importantes para nosotros. San Valentín, en particular, es el día que más me apasiona porque transformamos el restaurante por completo, desde la decoración hasta el menú. Es una experiencia única.
La dedicación y pasión de Carmelo por la cocina canaria se reflejan en cada detalle de La Pasadilla. Desde su respeto por los ingredientes hasta su creatividad en la cocina, cada visita a este restaurante es una celebración de la tradición y la innovación. Para aquellos que buscan una experiencia culinaria auténtica en las Islas Canarias, La Pasadilla es un destino imperdible.